lunes, 6 de julio de 2009

Declarar al aborto un derecho es crear una fuente de injusticia.

La Conferencia Episcopal Española afirmó que considerar el aborto como un derecho es "una fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto de la ley" y supone “un atentado contra el derecho fundamental a la vida”. Al haberse hecho público el “Anteproyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo” presentado por el Gobierno socialista y cuya admisión a trámite en el Congreso no fue paralizada, los obispos españoles no quisieron permanecer callados ante un proyecto que atenta contra el ser humano más indefenso y se deja al “arbitrio individual” la vida de los que van a nacer, por lo que afirmaron tener el deber de pronunciarse públicamente sobre las graves implicaciones morales negativas de esta normativa. En una rueda de prensa realizada después de la reunión de la Comisión Permanente del Episcopado, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, secretario y portavoz de los obispos, comentó la Nota aprobada por unanimidad por todos los prelados reunidos en la Comisión Permanente de la CEE, sobre el proyecto de reforma de la Ley del aborto que está llevando a cabo el Gobierno socialista y mostró su esperanza de que "este anteproyecto de ley, tan negativo, no se convierta en ley", pues de aprobarse, tendría graves consecuencias como el gran retroceso en la protección del derecho a la vida. Monseñor Martínez Camino comentó que hay cuestiones muy destacables en el documento episcopal, como la voluntad de la madre de poder anular el derecho a la vida del que va a nacer, la salud como excusa para eliminar a un ser humano, la justificación de esta eliminación y la educación moral y sexual instrumentalizada al servicio del aborto.El aborto no es un derecho
En el documento se afirma de manera taxativa que “el aspecto más sombrío del Anteproyecto es su pretensión de calificar el aborto provocado como un derecho que habría de ser protegido por el Estado”. “He ahí –prosigue- una fuente envenenada de inmoralidad e injusticia que vicia todo el texto”. Los obispos desmontan en su Declaración el argumento de que el aborto es un “derecho” de la mujer y que puede disponer de su cuerpo cuando le plazca, cuando más que derecho, es “un atentado contra el derecho fundamental a la vida”. Para los prelados, así “se concibe de un modo perverso la libertad”. Según ponen de manifiesto, “abortar es optar por quitar la vida a un hijo ya concebido y eso sobrepasa con mucho las posibles decisiones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad”. Precisamente, la justificación de la salud para abortar es, dicen, “una grave falsedad” pues el embarazo no es, ni será, una enfermedad. Por ello, si el aborto se incluyera –como prevé la ley- en el sistema sanitario, se estaría falseando el acto médico pues "una política sanitaria debe tener siempre en cuenta la salud de la madre gestante, pero también la vida y la salud del niño que va a nacer".Los profesionales de la salud
Para los obispos, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia y el Código de Derecho Canónico, “ningún católico coherente con su fe podrá aprobar ni dar su voto" al anteproyecto de ley. “Constituye –añaden- un serio retroceso respecto a la actual legislación despenalizadora, ya de por sí injusta" por lo que "tampoco debería" respaldar esta iniciativa "nadie que atienda a los justos imperativos de la razón". Los obispos se refieren también a los que dicen que "durante algún tiempo determinado el ser vivo producto de la fecundación humana no sería un ser humano". En su opinión, quienes así piensan es porque "es muy duro reconocer que el fruto de la fecundación es un ser humano" ya que hacerlo y defender a la vez el aborto, sería "como reconocer que hay un derecho a matar a un inocente". Para la Conferencia Episcopal no cabe duda de que "es necesario hacer tan irracional afirmación cuando se quiere justificar o tolerar que la mujer decida sobre la vida de ese ser que lleva en su seno, como si se tratara de un derecho suyo que el Estado debería tutelar".Apoyo a las mujeres
Por otro lado, la declaración aborda la cuestión de la información que recibirán en sobre cerrado las mujeres que pidan abortar y el periodo de reflexión de tres días que se les impondrá antes de adoptar su decisión. "Ningún proceso médico de consentimiento informado se realiza de un modo tan frío e impersonal", denuncia el episcopado, para incidir en que "más que sobres cerrados", estas mujeres reclaman "corazones abiertos". Además, los obispos llaman la atención sobre "la ausencia total de la figura del padre del niño que va a ser abortado" y afirman que "no parece admisible que se margine a los padres en algo tan fundamental como es el nacimiento o la muerte de sus propios hijos".La educación
En cuanto a los capítulos del anteproyecto de ley dedicados a la educación afectivo sexual, los obispos instan a los padres católicos, las escuelas, los sacerdotes, catequistas y demás responsables de acción pastoral de la Iglesia, a enseñar "la afectividad y la sexualidad de acuerdo con la visión del ser humano que dimana de una razón iluminada por la fe". "El Estado no puede imponer ninguna moral a todos, ni una supuestamente mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra" porque "la injusta imposición de una determinada concepción del ser humano a toda la sociedad por medio del sistema educativo no podrá dar frutos buenos", afirman los obispos.

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